“Cada religión lleva dentro de sí la semilla de la responsabilidad ecológica”
Cristianos,musulmanes,hindúes,budistas y judíos:
aunque tengan creencias diferentes, todos ellos viven en el mismo planeta y se
ven afectados por igual por el cambio climático. Global Ideas muestra qué
postura adopta cada una de estas religiones frente a la protección del medio
ambiente y qué papel desempeña la naturaleza en sus creencias. El cambio climático
es considerado como algo importante por todas ellas, pero no todas lo
consideran una amenaza. No obstante, a menudo existe un vínculo muy estrecho
con la naturaleza en la principal religión del mundo.
El debate medioambiental adopta rasgos místicos.
¿Quizás porque el 80% de la humanidad es creyente? Los predicadores quieren convertir
a sus fieles en amigos del clima. Todas las religiones tratan la relación entre
el hombre y la naturaleza. Moisés ya lo sabía. Tal como reza en la Biblia, el
hombre debe cuidar de la Madre Naturaleza: "y Dios tomó al hombre y lo
puso en el Jardín del Edén, para que lo labrara y lo guardase". Es decir,
trabajar en el jardín y cuidarlo en lugar de talar y contaminar. Pero no sólo
el Cristianismo tematiza la relación entre el ser humano y la naturaleza. Todas
las religiones del mundo lo hacen. Religiones que juegan un papel esencial para
la mayor parte de la humanidad, dado que más del 80% de los seres humanos son
religiosos en el sentido más amplio del término. Los líderes espirituales
enseñan el camino a seguir: también en materia medioambiental.
"Que nosotros también sufrimos cuando el
planeta sufre es un hecho que todavía no ha arraigado en la conciencia del ser
humano", escribe el activista medioambiental Fazlum Khaled, fundador de la
organización ecologista Islamic Foundation for Ecology and Environmental
Sciences (Ifees, Fundación Islámica de Ecología y Ciencias Ambientales). Ifees
apoya la construcción de mezquitas "verdes", que consumen únicamente
energías regenerativas. Verde es, al fin y al cabo, el color favorito del
profeta del Islam.
Los líderes espirituales poseen una gran autoridad
Que los gustos en materia de colores del profeta
Mohamed se conviertan de repente en el centro de interés depende también de los
líderes espirituales. Son ellos quienes interpretan las sagradas escrituras y
deciden qué pasajes destacar de forma especial. "Influyen en la visión que
las personas tienen del mundo y, con ello, en sus actos", escriben los
etnólogos estadounidenses James Peoples y Garrick Baley en su trabajo
"Humanity" ("Humanidad").
Los líderes espirituales poseen una gran autoridad
en muchas regiones del mundo. Ofrecen orientación a sus respectivas sociedades,
reglamentan la convivencia, disponen qué rituales hay que llevar a cabo en el
matrimonio, la muerte o las disputas y explican lo misterioso y místico. Con
ello determinan, en un cierto grado, los actos de sus feligreses. Los líderes
religiosos pretenden aprovechar dicha circunstancia para transformar a sus
seguidores de "pecadores" del clima a amigos del medio ambiente.
Predicar la protección del medio ambiente. Representantes de 30 religiones
y grupos interconfesionales se reunieron en 2009 en el palacio británico de
Windsor con motivo de la Conferencia Climática de ámbito religioso "Many
Heavens, One Earth" ("Muchos Cielos, una única Tierra"). Da
igual si hinduistas, cristianos, musulmanes o seguidores del Sijismo: el cambio
climático los amenaza a todos. Pero no quieren predicar solamente desde el
púlpito, sino proteger el medio ambiente con proyectos concretos. Por ejemplo,
los budistas chinos y los taoístas quieren limitar el número de varillas de
incienso a tres por persona y, con ello, reducir la contaminación del aire. Por
su parte, la Iglesia Anglicana y el Sijismo pretenden instalar más paneles
solares en los tejados de sus templos.
Por lo visto, los líderes espirituales africanos
quieren, en primer lugar, educar a sus feligreses: en 2010 acordaron en una
declaración tratar regularmente la cuestión del cambio climático en sus
sermones. Destacando aquellos versículos relevantes de las Sagradas Escrituras
que hablen del papel del hombre y la naturaleza. El objetivo, despertar el
interés de sus feligreses por una forma de vida respetuosa con el medio
ambiente.
Un árbol por boda
En Uganda, el encargado de predicar es el líder
religioso de los musulmanes en el país, Mufti Mubajje. Cada semana sermonea a
sus fieles sobre cómo pueden proteger el medio ambiente: no talar árboles,
consumir menos carbón, plantar un árbol. Y es que en este país del Este de
África, muchos de sus habitantes contribuyen a la deforestación talando árboles
para utilizarlos como material para la construcción o simple combustible. Zonas
selváticas enteras ya han sido destruidas.
Un obispo de la Iglesia Anglicana de la región de
Bunyoro, al Oeste del país, contribuye especialmente a la reforestación. Sólo
casa a las parejas o bautiza a los bebés si sus feligreses han plantado un
árbol con anterioridad. En todos los casos, se trata de proyectos que cuentan
con el apoyo de organización internacionales, como el instituto cultural
británico British Council.
Plantar árboles: un objetivo "sagrado".
Laurel Kearns es profesora asociada de la Escuela
Teológica de la Universidad Drew en Madison, Nueva York. Estudia a grupos
religiosos que arguyen que Dios se regocija cuando el hombre descubre nuevos
campos de petróleo.
Deutsche Welle: ¿Por qué es tan difícil para la
gente - religiosa o no – emprender acciones contra el calentamiento global?
Laurel Kearns: Los seres humanos no estamos acostumbrados a pensar en sentido ecológico.
Sencillamente, no estamos acostumbrados a ver en nuestras acciones un impacto
global. Solamente percibimos aquello que nos rodea a nivel local.
¿Acaso la religión no nos enseña a pensar más allá de las restricciones en el
tiempo y el espacio?
¡Exactamente! Por eso mismo me dediqué a estudiar la conexión entre la religión
y el cambio climático. La religión nos desafía a pensar en grande, globalmente
y más allá de nuestra escala local. Yo vine a darme cuenta de esto en la década
de los ochenta cuando encontré a muchos grupos ecológicos inspirados por sus
creencias religiosas y escribí mi disertación sobre ellos.
¿Sus valores religiosos provienen de un grupo así?
No, al contrario. Cuando adolescente, yo pertenecía a una iglesia evangélica
muy fundamentalista. Deseaba estudiar ecología y biología en la universidad
pero la iglesia se oponía a esta clase de estudios. Así que dejé la iglesia.
Hoy en día, pertenezco a la iglesia Cuáquera, que es una religión que proviene
de la tradición cristiana pero es bastante abierta a otras tradiciones y a la
preocupación por el medio ambiente.
Entonces, ¿aparte de la creencia religiosa ecologista como la suya, usted
también encontró posiciones opuestas?
Sí. Al comienzo del movimiento ecologista, la mayoría de los cristianos
consideraban la conciencia medioambiental como algo muy nuevo, demasiado
secular y demasiado científico. Hoy en día, esto ha cambiado. Pero así como el
movimiento ecologista ha recibido cada vez mayor acogida entre cristianos,
también algunos opositores se han vuelto aún más radicales en su posición. Uno
de ellos es el Instituto Acton, un grupo religioso muy conservador. Otro grupo
es la Alianza Cornwall, cuyos miembros niegan cualquier responsabilidad de los
seres humanos por el calentamiento del planeta. Pero, al mismo tiempo, se
presentan como un grupo ambientalista!
¿Cuál es el razonamiento de estos grupos?
Su razonamiento se basa en la interpretación que le dan al libro del Génesis
donde dice que el hombre tiene dominio sobre la tierra. Según su
interpretación, Dios puso todos los recursos naturales en la tierra para
beneficio del hombre. Por lo tanto, nosotros tenemos derecho a seguir
perforando la tierra para encontrar petróleo o carbón ya que Dios se complace
cuando hacemos un descubrimiento de este tipo.
Los grupos que pertenecen a una segunda gran corriente admiten que el
calentamiento global está ocurriendo pero arguyen que esto es algo natural y
que el acusar al hombre por ello y calificarlo como algo catastrófico es negar
la omnipotencia de Dios.
Los grupos de la tercera corriente son los seguidores del Apocalipsis. Ellos
creen que las guerras en el Medio Oriente y la degradación medioambiental son
una señal de que las predicciones del Libro de la Revelaciones se están
cumpliendo. Consideran que el calentamiento global es algo bueno porque
significa que Jesús pronto vendrá. ¿Por qué tendrían que hacer algo para
evitarlo?
¿Se puede, entonces, dividir a estas corrientes religiosas en aquellas que
niegan el calentamiento global y en las que lo consideran algo positivo?
Por cierto, hay también una corriente más: creyentes que consideran que no
tenemos que hacer nada contra el calentamiento global porque Dios se asegurará
de que todo esté bien.
Yo me encontré con otra posición interesante: Hay gente que dice que la
creencia en el calentamiento global es también una especie de religión en un
mundo cada día más ateo. Los ambientalistas estarían haciendo aparecer a la
madre tierra como una diosa vengativa, y el miedo a la contaminación substituye
el temor al infierno.
Considerar el calentamiento global como una religión o como una creencia en una
teoría religiosa significa que tendríamos la opción de creer o no. Esta
posición es similar a lo que dicen los creacionistas: Uds. tienen una teoría de
la evolución, nosotros tenemos otra. Ellos malinterpretan el uso científico del
término “teoría” como si significara algo hipotético.
”Y les dijo Dios: ‘Creced y multiplicaos y poblad
la tierra’". ¿Pero qué dicen las escrituras sobre la contaminación
medioambiental?
Cuando McCain estuvo compitiendo contra Obama en la
campaña presidencial del 2008, él era un auspiciador de una legislación para
detener el cambio climático pero fue silenciado rápidamente por su partido.
Exactamente lo mismo sucedió con Christie Todd Whitman, ex-gobernadora de Nueva
Jersey, que fue silenciada por el gobierno de Bush cuando era directora de la
Agencia de Protección Ambiental.
¿Y qué dice de otras religiones?
Toda religión con un alcance mundial – como el cristianismo, judaísmo e
islamismo – tiene dentro de sí las semillas de la preocupación por el medio
ambiente. Sin embargo, ninguna tiene una ética ecologista muy desarrollada, ya
que se desarrollaron en una época en que la preocupación ecológica ni siquiera
existía.
Al mismo tiempo, dentro del judaísmo y el islamismo hay escépticos del cambio
climático que están empezando a conectarse entre ellos. Los fundamentalistas
dentro de estas religiones tienen interpretaciones similares en el sentido de
que los recursos naturales son para beneficio de los seres humanos y comparten
el mismo escepticismo hacia la ciencia. La Alianza Cornwall por ejemplo, es un
grupo interreligioso.
¿No existe en el mundo ninguna religión con un pensamiento ecologista? ¿Y
qué decir de las creencias de la población nativa?
Seguro, las tradiciones de los nativos americanos tenían un sentido positivo de
interconexión con el resto de la naturaleza. Pero no podemos romantizar
demasiado esta posición. En pequeña escala, algunos grupos causaron una
devastación ecológica al matar más búfalos de los que necesitaban porque
utilizaron las nuevas técnicas traídas por lo europeos, como ser el uso las
armas de fuego y los caballos. Lo que podemos aprender de todo esto es que
ningún sistema religioso existe solo como idea.
Pero esto también significa que cada generación y cada cultura tiene la
oportunidad de aportar sus propias ideas a las tradiciones religiosas. Las
religiones son constantemente reinterpretadas. Y cada religión tiene un enorme
potencial ante los desafíos ambientales actuales.
Laurel Kearns: Los seres humanos no estamos acostumbrados a pensar en sentido ecológico. Sencillamente, no estamos acostumbrados a ver en nuestras acciones un impacto global. Solamente percibimos aquello que nos rodea a nivel local.
¿Acaso la religión no nos enseña a pensar más allá de las restricciones en el tiempo y el espacio?
¡Exactamente! Por eso mismo me dediqué a estudiar la conexión entre la religión y el cambio climático. La religión nos desafía a pensar en grande, globalmente y más allá de nuestra escala local. Yo vine a darme cuenta de esto en la década de los ochenta cuando encontré a muchos grupos ecológicos inspirados por sus creencias religiosas y escribí mi disertación sobre ellos.
¿Sus valores religiosos provienen de un grupo así?
No, al contrario. Cuando adolescente, yo pertenecía a una iglesia evangélica muy fundamentalista. Deseaba estudiar ecología y biología en la universidad pero la iglesia se oponía a esta clase de estudios. Así que dejé la iglesia. Hoy en día, pertenezco a la iglesia Cuáquera, que es una religión que proviene de la tradición cristiana pero es bastante abierta a otras tradiciones y a la preocupación por el medio ambiente.
Entonces, ¿aparte de la creencia religiosa ecologista como la suya, usted también encontró posiciones opuestas?
Sí. Al comienzo del movimiento ecologista, la mayoría de los cristianos consideraban la conciencia medioambiental como algo muy nuevo, demasiado secular y demasiado científico. Hoy en día, esto ha cambiado. Pero así como el movimiento ecologista ha recibido cada vez mayor acogida entre cristianos, también algunos opositores se han vuelto aún más radicales en su posición. Uno de ellos es el Instituto Acton, un grupo religioso muy conservador. Otro grupo es la Alianza Cornwall, cuyos miembros niegan cualquier responsabilidad de los seres humanos por el calentamiento del planeta. Pero, al mismo tiempo, se presentan como un grupo ambientalista!
Su razonamiento se basa en la interpretación que le dan al libro del Génesis donde dice que el hombre tiene dominio sobre la tierra. Según su interpretación, Dios puso todos los recursos naturales en la tierra para beneficio del hombre. Por lo tanto, nosotros tenemos derecho a seguir perforando la tierra para encontrar petróleo o carbón ya que Dios se complace cuando hacemos un descubrimiento de este tipo.
Los grupos que pertenecen a una segunda gran corriente admiten que el calentamiento global está ocurriendo pero arguyen que esto es algo natural y que el acusar al hombre por ello y calificarlo como algo catastrófico es negar la omnipotencia de Dios.
Los grupos de la tercera corriente son los seguidores del Apocalipsis. Ellos creen que las guerras en el Medio Oriente y la degradación medioambiental son una señal de que las predicciones del Libro de la Revelaciones se están cumpliendo. Consideran que el calentamiento global es algo bueno porque significa que Jesús pronto vendrá. ¿Por qué tendrían que hacer algo para evitarlo?
¿Se puede, entonces, dividir a estas corrientes religiosas en aquellas que niegan el calentamiento global y en las que lo consideran algo positivo?
Por cierto, hay también una corriente más: creyentes que consideran que no tenemos que hacer nada contra el calentamiento global porque Dios se asegurará de que todo esté bien.
Yo me encontré con otra posición interesante: Hay gente que dice que la creencia en el calentamiento global es también una especie de religión en un mundo cada día más ateo. Los ambientalistas estarían haciendo aparecer a la madre tierra como una diosa vengativa, y el miedo a la contaminación substituye el temor al infierno.
Considerar el calentamiento global como una religión o como una creencia en una teoría religiosa significa que tendríamos la opción de creer o no. Esta posición es similar a lo que dicen los creacionistas: Uds. tienen una teoría de la evolución, nosotros tenemos otra. Ellos malinterpretan el uso científico del término “teoría” como si significara algo hipotético.
¿Y qué dice de otras religiones?
Toda religión con un alcance mundial – como el cristianismo, judaísmo e islamismo – tiene dentro de sí las semillas de la preocupación por el medio ambiente. Sin embargo, ninguna tiene una ética ecologista muy desarrollada, ya que se desarrollaron en una época en que la preocupación ecológica ni siquiera existía.
Al mismo tiempo, dentro del judaísmo y el islamismo hay escépticos del cambio climático que están empezando a conectarse entre ellos. Los fundamentalistas dentro de estas religiones tienen interpretaciones similares en el sentido de que los recursos naturales son para beneficio de los seres humanos y comparten el mismo escepticismo hacia la ciencia. La Alianza Cornwall por ejemplo, es un grupo interreligioso.
¿No existe en el mundo ninguna religión con un pensamiento ecologista? ¿Y qué decir de las creencias de la población nativa?
Seguro, las tradiciones de los nativos americanos tenían un sentido positivo de interconexión con el resto de la naturaleza. Pero no podemos romantizar demasiado esta posición. En pequeña escala, algunos grupos causaron una devastación ecológica al matar más búfalos de los que necesitaban porque utilizaron las nuevas técnicas traídas por lo europeos, como ser el uso las armas de fuego y los caballos. Lo que podemos aprender de todo esto es que ningún sistema religioso existe solo como idea.
Pero esto también significa que cada generación y cada cultura tiene la oportunidad de aportar sus propias ideas a las tradiciones religiosas. Las religiones son constantemente reinterpretadas. Y cada religión tiene un enorme potencial ante los desafíos ambientales actuales.
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