martes, 19 de octubre de 2010

POR UN FUTURO EN ARMONIA CON LA NATURALEZA

Por Ahmed Djoghlaf

El sostén de la causa de la protección de la biodiversidad procede de los gobiernos de los países más poderosos, afirma el secretario ejecutivo del Convenio sobre la Diversidad Biológica, Ahmed Djoghlaf.

NAGOYA, Japón, 18 oct (Tierramérica).- Desde la Cumbre de la Tierra de 1992 en Río de Janeiro, que vio nacer el Convenio sobre la Diversidad Biológica (CDB), las especies y ecosistemas desaparecen a un ritmo cada vez mayor.

"Nuestro esfuerzo para proteger el ambiente mundial acaba de lanzarse. El verdadero desafío es cómo podemos traducir nuestros deseos políticos en acciones futuras para salvar la Tierra. Aunque la cuesta sea muy pronunciada, debemos seguir adelante”, dijo el entonces primer ministro japonés Kiichi Miyazawa en la cumbre de Río.

Dieciocho años después, la necesidad de convertir compromisos políticos en acciones es igual de apremiante.

La tercera edición de la Perspectiva Mundial sobre la Diversidad Biológica demostró este año que seguimos perdiendo variedad de flora y fauna a un ritmo sin precedentes.

El informe advierte que si los ecosistemas son empujados más allá de ciertos puntos de quiebre, puede ocurrir una degradación irreversible y una pérdida generalizada de los valiosos servicios que nos prestan. El estudio también indica que las medidas que se adopten en las próximas dos décadas determinarán el estado futuro de la biodiversidad.

La décima reunión de la Conferencia de las Partes (COP 10) del CDB, que se celebra desde este lunes 18 hasta el 29 de octubre en la ciudad japonesa de Nagoya, es la ocasión para que la familia humana acuerde una estrategia más allá de 2010 para detener y revertir esta pérdida de especies y ecosistemas.

El sostén de esta causa es de alto nivel. Los ministros de Ambiente del Grupo de los Ocho (G-8) países más poderosos –Alemania, Canadá, Estados Unidos, Francia, Gran Bretaña, Italia, Japón y Rusia— respaldaron la meta de reducir significativamente la pérdida de biodiversidad para 2010 y reclamaron mayor compromiso político.

La Iniciativa de Potsdam, la Convocatoria de Kobe de Acción para la Diversidad Biológica y la Carta di Siracusa ayudaron a poner el tema en la agenda de las cumbres del G-8 celebradas en Alemania, Japón e Italia, entre 2007 y 2009.

Este proceso continuó en las cumbres del G-8 y del Grupo de los 20 países industriales y emergentes que se celebraron en Canadá en 2010, y alcanzaron un punto culminante en septiembre cuando, por primera vez, los jefes de Estado y de gobierno hablaron de la importancia de la biodiversidad en la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas (ONU).

Los 15.000 participantes de la COP 10, que representan a 193 países partes y a sus asociados, deben adoptar una nueva estrategia con una meta para 2020 y una visión para 2050.

En Nagoya, la obligación es traducir esa estrategia y esa visión en planes de acción antes de la próxima COP, que se celebrará en Nueva Delhi, en octubre de 2012.

Se tomarán medidas a todos los niveles. La Cumbre de Aichi Nagoya sobre las Ciudades y la Diversidad Biológica adoptará un plan de acción, junto con un índice de biodiversidad urbana.

Las experiencias de las prefecturas (municipios) japonesas de Aichi, Hyōgo, Chiba e Ishikawa se compartirán con las de otros gobiernos locales. Una cumbre de parlamentarios, convocada con apoyo de la Dieta (parlamento bicameral japonés), ayudará a traducir las decisiones en legislaciones y normas nacionales.

La pérdida de biodiversidad afecta a todas las regiones, pero el impacto se siente más en las zonas económicamente desfavorecidas.

"No se puede hacer frente al hambre, a las enfermedades y a la pobreza al menos que también podamos proporcionar a las personas un ecosistema sano en el que sus economías puedan crecer”, declaró la destacada ambientalista noruega Gro Harlem Brundtland.

Esta sabiduría tuvo eco el mes pasado en Nueva York. Un plan plurianual de cooperación Sur-Sur sobre diversidad biológica y desarrollo fue bien recibido por los 131 ministros de Relaciones Exteriores del Grupo de los 77 y China. La adopción de un Protocolo Internacional sobre Acceso y Participación en los Beneficios de los Recursos Genéticos será el logro más importante de Nagoya y el tratado ambiental más importante al servicio del desarrollo sostenible.

Se trata de una gran contribución a los Objetivos de Desarrollo del Milenio mediante la aplicación de la tercera meta del CDB: garantizar la distribución justa y equitativa de los beneficios del uso de los recursos genéticos.

Este logro exigirá la voluntad política de todos los países. Y sus socios, incluyendo a las empresas y las comunidades indígenas y campesinas, deben participar en las discusiones de buena fe y con espíritu de acuerdo.

Las partes tienen la obligación de velar por la entrada en vigor del protocolo tan pronto como sea posible, de preferencia antes de la próxima COP en Nueva Delhi.

El liderazgo de Japón y de India será crucial. También será necesaria la asistencia técnica y la creación de infraestructura. El suministro de recursos financieros es clave para la aplicación de todos estos elementos.

Al reunirnos en Nagoya bajo el lema “La vida en armonía hacia el futuro”, no debemos demorarnos para establecer esta alianza mundial.

* Ahmed Djoghlaf es secretario ejecutivo del Convenio sobre la Diversidad Biológica. Derechos reservados IPS.

No hay comentarios:

Publicar un comentario